Cuando el capitalismo era aun joven allá a mediados del siglo XIX
todavía podiamos decir que los productores intercambiaban sus
mercancías en régimen de librecompetencia, pero como ya vaticino
Marx, como ya evidenció Lenin y como podemos comprobar hoy en dia
esa libre competencia en relativa igualdad de condiciones se ha
transformado en el poder y dominio absoluto de la producción por
parte de un pequeño grupo de monopolios, a través de la ruina de
los pequeños productores y la posterior concentración de capital en
manos de unos pocos capitalistas. Quedando evidenciado que la pequeña
producción (PYMES) dentro del capitalismo no tiene ningún modo de
competir con los grandes monopolios y tiende a desaparecer y a
representar un porcentaje infimo respecto a la gran producción. Por
muchos “emprendedores” que surjan la inmensa mayoría serán
aplastados y arruinados por la imposibilidad de enfrentarse a los
monopolios.
Pero, ¿que tiene que ver esto con el sector de la hostelería y
más en concreto con el de las cadenas de pizzerias?, ¿es que acaso
el negocio de las pizzas también se esta viendo “monopolizado”?
, y ¿que pasará con los establecimientos tradicionales, los
pequeños comercios de nuestros barrios?. Pues efectivamente este
sector también está sufriendo este proceso, no hay más que
pasearse por las calles de Vallekas y observar como cada vez se abren
más locales de grandes cadenas de pizzerias y vemos como aquellos
locales pequeños, cierran o sobreviven a duras penas ante la
imposibilidad de competir. Acentuandose este hecho en las épocas de
crisis donde las pequeñas empresas se arruinan irremediablemente y
cuyo lugar lo ocupan las grandes.
El secreto de estos monopolios no solo está en el abaratamiento
de los costes de producción a través de novisimas (e insanas)
técnicas, también reside en la explotación laboral que estas
empresas imponen a los trabajadores. Sueldos de miseria y jornadas de
trabajo de unas pocas horas,incumplimeinto de la prevención de
riesgos laborales o la persecución sindical, son las condiciones que
sufren los trabajadores de pizzerias. Ahí reside el secreto del
éxito de estas cadenas monopolísticas, la explotación de sus
trabajadores, que son los que les generan las ganancias.
No podemos tampoco no sentir pena por la desaparición y cierre de
aquellos pequeños establecimientos de nuestros barrios, presentes en
buena parte de nuestra vida, pero también es imposible volver atrás
y restablecer ese capitalismo librecambista del siglo XIX cuando los
monopolios solo se estaban gestando, la salida solo puede ser hacia
delante. Por ello llamamos a todos esos pequeños propietarios, que
objetivamente tienen intereses en enterrar este sistema capitalista
que les arruina, a la lucha por el socialismo y la libertad.
¡NO A LOS MONOPOLIOS!
¡SI AL SOCIALISMO!
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